Uno de los aspectos esenciales que todo profesional independiente, emprendedor, o empresarios debe considerar es tener unas tarjetas de presentación de calidad. El momento en el que entregamos nuestra tarjeta de presentación iniciamos la relación con el cliente, le estamos dando algo para que recuerde quiénes somos y cómo contactar con nosotros. Va a ser la primera imagen de nuestra empresa o negocio y, por tanto, ¿queremos dar una primera mala imagen? Así como cuidamos otros aspectos de nuestro negocio: el proceso de ventas, la decoración de nuestro local, la atención al cliente… ¿por qué no cuidar también nuestra primera impresión? Una buena tarjeta de visita nos indica que el empresario o profesional ha puesto atención en los detalles y podemos deducir que, si pone atención en las pequeñas cosas, también la pondrá en el resto del negocio, ¿no?
Planteadas estas preguntas que marcan una breve introducción, ahora te pregunto a ti: ¿qué imagen estás dando a tus clientes? No hace falta que seas dueño de un negocio con 1000 trabajadores, hasta la pequeña tienda de barrio puede tener sus tarjetas de presentación. Ni que decir tiene que para un autónomo deben ser una extensión de su cuerpo: siempre tarjeta en mano cuando contactamos con alguien nuevo. Entonces, te vuelvo a plantear ¿qué imagen estás dando a tus clientes? ¿cuidas estos detalles? A continuación te ofrezco una serie de consejos para tus tarjetas de presentación, basados en mi propia experiencia y que creo que pueden ayudarte.
1- No te lances a la aventura de imprimir las tarjetas tú mismo. A menos que tengas en casa un equipo de impresión de calidad. Y por equipo de impresión de calidad no me refiero a la impresora fotográfica de tinta que te ha dejado tu hermano. Por mucha calidad que puedas sacar en una impresora de este tipo, a veces no obtendrás los colores como deseas y tampoco podrás hacer tiradas de tarjetas muy grandes (500 o 1000 unidades). Me han entregado tarjetas diciendo: “perdona es que se me acababa la tinta de la impresora y no se ve del todo bien”. Sinceramente, es una imagen muy pobre. Y lo peor de todo es que teniendo en cuenta lo que nos cuesta el material y la tinta, probablemente no ahorraremos mucho o nada.
2- Elige bien el papel. Normalmente, cuando realizamos esas temidas tarjetas caseras, compramos cartulina en la papelería de la esquina y a correr. El resultado es una tarjeta que al tacto se nota muy débil, demasiado flexible. Probablemente, acabará doblada, arrugada o rota en alguna esquina. No hablamos entonces de tarjetas en papel normal (que las hay). Cuidado con el papel que utilizamos.
– Si has impreso tu mismo tus tarjetas con un buen equipo de impresión:
3- cuidado con el corte que realizas. He visto tarjetas que parecen cortadas por un niño de 4 años. Los bordes torcidos e incluso parte de la información cortada. Cuando vemos una tarjeta así, todo el interés que pueda transmitirnos su diseño lo pierde al ver esos bordes. Si has decidido cortar las tarjetas tú, presta mucha atención y hazlo con una guillotina, el resultado será muchísimo mejor que andar recortando con tijeras.
4- Tarjetas de presentación gratuitas. Hay páginas que te ofrecen esta modalidad. El único gasto es el envío. Es una buena opción para tener unas tarjetas bien impresas, bien recortadas y… con información de otra empresa detrás… Sí, lees bien. Estas tarjetas suelen llevar en la cara posterior el nombre de la empresa que te las ha hecho. Si no te importa compartir espacio con otra empresa está bien, pero desde mi punto de vista, dar publicidad a un tercero con mis tarjetas no es muy profesional. Buena opción para los que anden muy bajos de presupuesto, pero poco recomendable si queremos dar la mejor imagen.
5-El diseño. Ah, el diseño. Cuando me entregan una tarjeta y veo en letras gigantes: Ana Pérez y debajo en una letra pequeñita pone: Traductora e intérprete. En estos casos me pregunto ¿qué queremos vender? ¿a Ana Pérez o su servicio de traducción? La tarjeta tiene que decirme claramente lo que ofreces. Esto, para el caso de tarjetas de pequeños empresarios o profesionales independientes. En el caso de las tarjetas de grandes corporaciones donde parte del personal tiene tarjetas personalizadas, debemos mostrar claramente el nombre de la empresa y como mucho al mismo nivel (tamaño, color, etc.) el nombre y/o departamento. Con un solo vistazo debo ser capaz de saber qué me ofrece esa tarjeta, porque si tengo cientos en el tarjetero y estoy buscando la de un «Doctor», como no vea la palabra “Doctor” destacada, me puedo volver loco buscándola.
6- Datos de contacto. Normalmente especificamos todos los datos de contacto: dirección, teléfono, correo electrónico y redes sociales. Es de esperar que tanto en la dirección física como en el teléfono, nuestros clientes nos encontrarán fácilmente, pero ¿y en el correo electrónico? Si un cliente opta por escribir un email a la dirección de nuestra tarjeta ¿le vamos a contestar en 24/48 horas máximo? Porque a veces ponemos el clásico info@nombredemiempresa.com y yo, en alguna ocasión, he escrito y resulta que el email ni existía. En otras ocasiones, directamente el correo electrónico no se utiliza, se puso porque lo tenían disponible, pero nadie lo consulta. Entonces, ¿no será mejor no ponerlo? En el caso de las redes sociales es lo mismo. Si únicamente creamos los perfiles hace 2 años, pero desde entonces están sin actualizar y los clientes que entren ahí no van a ser escuchados, mejor no poner nada en las tarjetas.
7- Faltas de ortografía. Aquí puede haber quien piense: ya están los puristas de la ortografía. Pero no hay excusas, una tarjeta es la imagen de presentación de tu empresa y si esa imagen contiene por ejemplo un “Lopez” sin acento ya hemos empezado mal. Si no sabes escribir correctamente tu nombre, a lo mejor no tienes otras aptitudes que en principio se presuponen. Mucha atención a las faltas de ortografía, especialmente en nuestras tarjetas.
8- Imagen. La mayor parte de empresarios NO somos diseñadores. poner dos líneas de colores, un cuadrado y tres círculos y ponerlos estratégicamente de fondo de tarjeta NO es diseñar. Con esto no quiero decir que obligatoriamente tenga que diseñarnos la tarjeta un profesional. Simplemente, que vamos a intentar utilizar una imagen que transmita algo. Si somos una empresa de moda, es obvio que debe aparecer alguna referencia a la moda. Si somos una casa de comidas a lo mejor podemos plantear la tarjeta como la pizarra de un menú del día. Ser original es gratis, tan solo hay que dedicarle algo de tiempo y pensar bien lo que vamos a transmitir.
9- Revisa bien todo antes de imprimir. Cuando tengas el diseño terminado y todos los datos puestos revisa todas las veces que sea necesario el contenido. Números de teléfono correctos, dirección, ortografía, redacción, etc. Revísalo varias veces y pide a gente de tu entorno que lo revisen. Asegúrate de que es todo correcto porque de lo contrario puedes tener 1000 tarjetas con un número de teléfono erróneo.
Todos estos consejos están basados en la propia experiencia, pudieran parecer exageraciones, pero son una realidad de tarjetas que han sido desechadas por su mala calidad. No es ninguna tontería poner empeño en tener unas tarjetas de calidad, por eso te ofrezco estos consejos y estaremos encantados de ampliar información si deseas saber más sobre tarjetas de presentación.
Y tú ¿Ya tienes unas buenas tarjetas de presentación?
Gracias por leerme
Victor G. López
Coach Ejecutivo, Especialista en Imagen Profesional